Para progresar en los negocios, los estudios o en cualquier aspecto de nuestras vidas necesitamos recolectar y procesar información que nos ayude a generar nuevas ideas. A este proceso lo conocemos como aprendizaje.

Es común escuchar que todos aprendemos de manera diferente. Habrá quienes se sientan más cómodos adquiriendo conocimientos a través de sistemas visuales. Otros podrán procesar mejor la información usando sus oídos y otros podrán sentirse más identificados con el aprendizaje cinestésico. Sin embargo, hay dos aspectos fundamentales a la hora de adquirir información. La primera tiene que ver con el método de asociación. 

Nuestro cerebro está diseñado para buscar relación con conocimiento pasado para tratar de generar sentido a algo nuevo. Esto nos permite comenzar a formar una idea de un objeto totalmente desconocido y clasificarlo usando nuestros sentidos. Cuando estamos aprendiendo, hacer referencia a situaciones u objetos comunes facilita el proceso de entendimiento y ayuda a fortalecer el modelo mental que se está formando. 

El segundo aspecto fundamental viene con la repetición. El cerebro activa distintas regiones al momento de someterlo a nuevos conocimientos. Las neuronas están encargadas de realizar la transmisión de información entre regiones. Cuando estamos aprendiendo, el activar el mismo conjunto de neuronas en el cerebro comienza a formar lo que se conocen como conexiones sinápticas. Los neurotransmisores del cerebro le permiten a las neuronas formar una especie de red que facilita el flujo de información. Entre más se repite el mismo patrón, más fuerte es la conexión sináptica, por lo que accesar a ese patrón resulta mucho más sencillo. 

Dicho lo anterior, cuando se diseña un taller es importante considerar estos dos aspectos biológicos de nuestro cerebro para asegurar que la información llega y se retiene en los espectadores.

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